viernes, 3 de febrero de 2012

Desarrollo Industrial: Uno de los 2 modelos ha de helarte el corazón


Un llamado telefónico planteando la problemática de una PYME dio paso a un diálogo que puso en evidencia una batalla que, por ahora con sordina, se está dando al interior de la Industria Nacional y que aún pocos reconocen aunque algunos son actores principales.

La política de regulación de las importaciones, más allá de sus causas verdaderas, plantea una contradicción entre dos visiones opuestas de ver el desarrollo industrial vía sustitución de importaciones.

De un lado parecen alinearse los viejos actores de ésta política que sostienen la posibilidad de que todo lo pueden y que esgrimen argumentos de fuertes posibilidades autonómicas de la Industria Nacional y del mercado interno.

Estos actores, muchos nucleados en cámaras empresarias de fuerte estilo corporativo, aducen disponer de todas las capacidades tanto tecnológicas, como operativas para producir cualquier engendro. 

Para ellos, importar, es sinónimo de debilidad, de impotencia(que no es más que otra forma de expresión del machismo que contiene gran parte de la cultura nacional) que debe ser resuelta con el apoyo del Gobierno (en todas y cada una de sus expresiones)ya sea mediante apoyos crediticios, institucionales pero básicamente cerrando la economía mediante una suerte de "linea Maginot" contra las importaciones que, en formato de invasión, resultan una ignominia para el pabellón nacional. Es decir necesitan que el Estado contribuya a desarrollar la reserva de mercado indispensable para su sobrevida.

Es un sector que plantea la endogamia en materia productiva, tecnológica, de innovación, de autosuficiencia y de creer que sus capacidades son todo lo que se necesita para lograr el desarrollo industrial y, obviamente el desarrollo nacional y el bienestar de todos los argentinos.

Son empresarios que, pese a formar parte de sectores dinámicos, estiman que pueden abstraerse en tanto "esas cosas son para mercados más grandes" y con esa linea de pensamiento desarrollan una inversión acorde al tamaño del mercado local, al que consideran limitado e incapaz de reconocer la modernidad.

Ven la exportación como una quimera y en los hechos se consideran recipiendarios de los excedentes que el modelo agroexportador  aporta al mercado local.

Obviamente por su historia de "defensa de la industria nacional" asocian a ésta con su propuesta y encuentran funcionarios que responden a ésta dinámica de pensamiento que los acogen a falta de visión y capacidad de apertura hacia otro sector industrial que esta emergiendo en la Argentina y que, tarde o temprano, pese a éstas anacrónicas posturas, habrá de configurar el verdadero desarrollo industrial que si hará al desarrollo nacional sustentable para generar la inclusión social y el bienestar.

Este sector industrial que emerge, al igual que el otro, también esta configurado por PYMES que, con otra visión sobre el desarrollo global han comprendido la necesidad de incorporar otros paradigmas de desarrollo industria.

Podemos decir que sin mencionarlas, las teorías de Alexander Gerschenkron comienzan a ser puestas en práctica.

Obviamente éste sector requiere de la participación institucional de los Gobiernos, pero en un sentido absolutamente distinto.

Integrados tecnológicamente al mundo, atentos a la dinámica económica global comprenden perfectamente cual es derrotero a seguir en materia de desarrollo industrial y cuales on las demandas que debería responder la política industrial.

Descreen de la omnipotencia productiva pero son plenamente conscientes de sus capacidades y oportunidades. Tienen en su base genética la dinámica exportadora y no pretenden una protección que implique alambrar el mercado nacional sino que consideran que existen amplias posibilidades para la política industrial de establecer la una matriz de desarrollo industrial compatible con los demás sectores productivos y que necesariamente alcance en sus resultados al conjunto de la población.

Lejos de los sectores corporativos tradicionales a quienes les desconocen representatividad, comienza articularse nuevas relaciones inter empresarias que incluso no encuentran en la propia UIA (representante de intereses concentrados y sin más interés en el desarrollo nacional que la extracción de rentas y beneficios a ser girados sin compromiso de reinversión).

Las PYME que conforman éste conglomerado comienzan a desarrollar otro discurso productivo y no ven con buenos ojos un conjunto de regulaciones que por su nivel de generalidad afectan su propio desarrollo. Reconocen la necesidad de la administración del comercio pero exigen selectividad con respecto al equipamiento industrial, las partes y piezas, los insumos y las materias primas.

Rechazan el voluntarismo productivo de los sectores más proteccionistas que declaran poder producir todo y traban el desempeño productivo de éste sector dinámico.

El debate está abierto. Las urgencias financieras del gobierno lo encubren y parecen alimentar el afán corporativo. El desarrollo industrial del mundo actual será implacable y no permitirá éstos anacronismos  mentales

La visión de que el rol del Estado debe ser construir una línea Maginot contra las importaciones correrá la misma suerte que está. 

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