lunes, 30 de enero de 2012

APORTES PARA UNA AGENDA DE LA PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA


¿QUE Y CUANTAS SON LAS PYME?

La cuantificación de la problemática – sectorial y regional - en materia de las denominadas Pequeñas y Me­dianas Empresas es como mínimo engañoso y las estadísticas que se conocen y publican no dan nunca cuenta de una primera realidad insoslayable: por un lado la fragilidad de su estructura de capital y, por otro,  la altísima dispersión en materia de competitividad, tanto en lo que respecta a la propia como a la externa, motivado en el impacto diverso que la política pública tiene sobre el desempeño PYME.

Debe tenerse presente que el 98% de las empresas PYME son de capital nacional. Este aspecto es fun­da­mental para poder valorar su compromiso y responsabilidad frente a las políticas públicas. Negarles la partici­pación o directamente ignorarlas pone en evidencia cuáles son los intereses prioritarios de quienes las discri­minan e ignoran.

Pero para acentuar más éste rasgo, debe destacarse que no sólo en materia de estructura del capital la ti­pología PYME señala un comportamiento “unipersonal” sino que, adicionalmente, en un gran número de ca­sos, el Empresario forma parte activa de la “planta de personal”.

En términos generales, en las PYME el 84% de los que trabajan en ellas son trabajadores asalariados con contratos por tiempo indeterminado, el 10% son los propios empresarios que trabajan en las empresas eje­cutando tareas productivas (sean especificas o en el ámbito de la gestión) y el resto de los trabajadores (6%) se computan entre temporarios, pasantes, personal de agencia y familiares del titular.

La dispersión dentro del “universo PYME” se expresa en la convivencia de empresas exportadoras (sea  a mercados regionales como otros mercados más remotos y sofisticados) capaces de plantearse la pro­blemá­tica del “mercado nacional” con PYMES dedicadas exclusivamente a nichos de mercado interno en los cuales cumplen roles subordinados y cuya productividad es muy limitada por la falta de capacidad in­versora tanto como expresión de un conjunto de debilidades derivadas de la espontaneidad de su desarrollo como por la propia ausencia de una política pública que incentive y promueva la inversión.

Estos rasgos, escasamente reflejados por las estadísticas, son sólo ejemplos de una heterogeneidad que requiere no sólo un conocimiento cuantitativo sino primero un conjunto de especificaciones concep­tuales que permitan definir “tipologías” que faciliten primero el correcto diagnóstico y el desarrollo de pro­puestas de polí­tica pública que puedan generar impactos que contribuyan a satisfacer los objetivos em­presarios pero tam­bién los objetivos estratégicos de una política de desarrollo nacional.

En éste sentido las “estadísticas” que se reclaman para dar “mayor sustento y fundamento” a los dia­gnósticos que se formulan resultan imprescindibles pero no reflejan ésta marginalidad y éste “olvido”.

Un supuesto fundamental es necesario dejar claramente expresado. Cuando nos refiramos a ellas no de­be­mos olvidar que reflejan muestras y que esas muestras no reflejan de modo completo los problemas o, más bien, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esas estadísticas reflejan del modo más incom­pleto la realidad de las PYME.

Un aspecto adicional es que, para muchos, la falta de elementos cuantitativos resta contundencia a lo que se desea reflejar. Tal tipo de afirmación nada dice sobre la falta de información oficial relevante en materia de PYMES. Más aún, la Secretaría PYME desarrollaba un denominado Mapa PYME que en lugar de profundizar y mejorar su calidad informativa, lo ha discontinuado.

No obstante lo expuesto, repasemos algunos números para tratar de especificar la naturaleza y caracterís­ticas de la cuestión que abordamos

Las estadísticas oficiales señalan que sólo el 0,13% de los locales (ámbito en los cuales se desarrolla un acti­vidad productiva sea industria, comercial, agropecuaria o de servicios) corresponde a Grandes Empre­sas mientras que el 99,87% entra en la categoría Micro, Pequeña o Mediana Empresa.

Esta sola demostración bastaría para fundamentar su importancia. Pero no es menor la manifestación de sustentabilidad de las PYME.

En todas las provincias más de la mitad de las PYME fueron creadas antes de la crisis del período 1998-2001 y un alto número de ellas han sido testigos –y porque no sobrevivientes – de todos los fallidos ensa­yos de políticas públicas que llevaron a la Nación Argentina a la cesación de pagos, al aislamiento interna­cional en materia financiera y a eclosión económica, productiva y social.

En éste punto vale la pena hacer referencia a un aspecto no abordado por las estadísticas oficiales. La crea­ción de nuevas empresas, su natalidad, mortalidad y las condiciones en las que se promueve o no el “em­prendedorismo”, es decir, el fomento de la actitud y decisión emprendedora de nuevos proyectos em­presarios que garanticen la sustentabilidad general del desarrollo económico.

Estas nuevas Empresas que en general se sitúan en la franja de “micro empresas” resulta una corriente de “aire fresco” y en general son desarrolladas por la franja más joven de la sociedad. Se estima que el 70% de las empresas que “nacen” son desarrolladas por la franja etaria que va entre los 18 y los 35 años. Sin em­bargo, y sólo a modo de ejemplo, el Poder Ejecutivo no reglamenta y pone en ejecución de modo efec­tico la Ley 25.872 “Programa Nacional de Apoyo al Empresariado Joven”.

El diseño, desarrollo e implementación de nuevas empresas –sobre todo aquellas que promueven los jóvenes – forma parte de una estrategia de desarrollo económico que como nunca pone en evidencia la interrelación sistémica de la educación, el empleo, la innovación, el financiamiento y la asistencia técnica con el desarrollo y fortalecimiento de las PYME, entre otras cuestiones.

Un aspecto relevante que pone en evidencia la dinámica de las PYME es su capacidad exportadora. En general, sin fomento ni promoción alguna, con el tratamiento que se le da a las grandes Empresas, las PYME han in­cre­mentado sus exportaciones en los últimos 8 años en un 131% con una característica que las diferencia y dis­tingue: sus exportaciones son todas Manufacturas de Origen Industrial (MOI)

En materia de empleo registrado, las PYME representan el 55% de los trabajadores registrados. Es por eso que surge la pregunta de modo natural: ¿Por qué se las ignora cuándo deben diseñarse instrumentos como la Ley de Riesgos del Trabajo por ejemplo?

Se señala a las PYME como las que mayor número de asalariados no registrados contratan. No está de­mos­trado, pero, si esto fuese así, ¿Por qué no se las consulta acerca de las dificultades que manifiestan como modo de desarrollar un Programa de Regularización del Trabajo que aporte constructivamente a resolver de modo definitivo el problema?.

Los supuestos resultan prejuicios cuyo único objetivo es la discriminación negativa de las PYME.


Así, las “cifras” resultan engañosas y no dan cuenta de la histórica mora en materia de políticas de desa­rrollo y fortalecimiento para las PYME que el Estado –en sus diversas jurisdicciones y expresiones – sos­tiene sin dar muestra alguna de vocación, comprensión y decisión para transformar y consecuentemente reparar éste “olvido”.

Las PYME se constituyen en actores fundamentales más allá de su importancia estratégica en térmi­nos económicos. Son las PYME las que proveen los límites a las pulsiones de centralización y concen­tración que desarrolla el capitalismo con la consiguiente pérdida de calidad institucional.


UNA DEMANDA ESTRATEGICA

En momento en que una crisis de dimensiones aún no mesurables que demanda no sólo creatividad, ima­ginación y capacidad de decisión no puede percibirse –aunque la PYME ya lo visualiza- que el resultado final será una mayor concentración y centralización no sólo económica sino que también política que habrá de contrastar con una altísima dispersión social y que ésta tensión entre lo económico-político y lo social tiene a las PYME como protagonistas en la articulación de la resolución de las tensiones que YA se están manifes­tando.

A lo largo de los 25 años transcurridos desde el inicio de una nueva etapa para la convivencia y el desa­rrollo democrático en la Argentina ninguna política pública estuvo dirigida a consolidar la alianza estraté­gica de los sectores populares mayoritarios con las PYME.


Lo que se diseño y ofreció a las PYME no fue nunca más allá de un subsidio y más aún, cuando las en­cues­tas reflejan la baja utilización o el alto desconocimiento de los instrumentos que se diseñan para ella queda expuesto el divorcio –o mutua indiferencia- entre las PYME y las fuerzas políticas populares.


La mesa de la consulta, del diálogo y del consenso no está preparada para las PYME. Las sillas dispues­tas están asignadas a los sectores más concentrados de la economía y sus representantes. No se pro­mueve su vitalidad y reproducción, sino que la deja librada a su propia suerte.


Prueba de ellos son los frustrados intentos de concertación social a los que las fuerzas políticas convocan. Los actores más concentrados de la economía figuran siempre como primeros y únicos convocados en detrimento de las PYME a las que con diversos argumentos se las excluye de modo manifiesto.

Los fracasos en la concertación social tienen componentes complejos, pero si uno es relevante es, precisamente, la discriminación de las PYME que junto a los trabajadores constituyen el “núcleo estratégico” de los posibles acuerdos exitosos.

Es así que una primera acción en materia política debe ser la inclusión de las PYME en sus propuestas y proyectos no sólo en términos nominativos-decorativos sino activos y que impliquen la presencia activa de éstas en el ámbito de las decisiones. Lo repetiremos una y otra vez: estamos de acuerdo en que sin In­dustria no hay Nación, pero estamos absolutamente convencidos que sin PYMES la sustentabilidad de las políticas no sólo industriales, sino en materia de comercio, producción agropecuaria y servicios que se diseñen en pro de la construcción de la Nación no serán sustentables en tanto serán portadoras de una debilidad de diseño que más pronto que tarde habrá de dejar expuesta una asimetría que finalmente lle­vara a la ruptura.

Una política de Desarrollo Nacional que excluye a las PYME de los ámbitos de decisión y que sólo ofrece “nuevas formas” (denominadas “cadenas de valor”) de participación de las PYME en la producción no es más que la convalidación de “status quo” funcional a las necesidades de las formas más concentradas del capital y que, cuando éste produce las crisis, rupturas o mutaciones, siguiendo su propia dinámica, son las PYME junto a los trabajadores las que quedan marginadas y sin respuesta.


Suponer que “hacer política PYME” es reforzar los lazos de dependencia funcional a la concentración y cen­tralización del capital es desconocer un rasgo fundamental que portan las PYME: su capacidad de innovación, de internalización de nuevos productos, materiales y procesos.

Para ello, esas “nuevas formas” de “asociativismo a la fuerza”, que pretenden el logro de una eficiencia mal entendida en materia de diseño de políticas públicas que se refleja en la pretensión de “englobar” lo que se supone son problemáticas “comunes” resultan sólo funcionales a los intereses de los que sólo pre­tenden utili­zar a las PYME para poder externalizar sus ineficiencias trasladándole a las PYME la absorción de pérdidas y atrasos tecnológicos.

La PYME sí requiere asociatividad, sí demanda participar y aportar a la mejora del sector en que participa, sí puede convertirse en una actor protagónico de la innovación, de la incorporación de diseño y de nuevos mate­riales y procesos, pero DEBE hacerlo simultáneamente con la obtención de un esquema de rentabili­dad que le permita ser también activo protagonista del proceso de acumulación de capital y no parte de la claqué .

Tras 28 años de democracia, las Pequeñas y Medianas Empresas requieren no sólo una política de pro­mo­ción o fortalecimiento, un funcionario más o menos especializado como responsable de la Agencia Gu­berna­mental, o un subsidio más o menos ágil en su gestión. Las PYME demandan de modo urgente:


1.       El espacio imprescindible que deben ocupar como reaseguro para la convivencia democrática junto a decisiones políticas sustantivas que garanticen la inclusión y participación de las Pequeñas y Media­nas Empresas en materia de los debates y decisiones de planificación, diseño e implementación de las políti­cas públicas, fundamentalmente en aquellas que reúnan condiciones de especificidad en materia de de­sarrollo económico y social.

2.       Políticas Activas que permitan el desarrollo y fortalecimiento de las Pequeñas y Medianas Empresas orienta­das a mejorar e incrementar la competitividad dentro del mercado nacional como su mayor in­ser­ción en el comercio internacional.

LA PROBLEMÁTICA DE LA PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA

Simultáneamente, o como consecuencia de lo que venimos señalando, las Pequeñas y Medianas Indus­trias se debaten cotidianamente en una realidad cuyos rasgos salientes son:

1.       Aumento de los costos de producción (costos salariales, materias primas e insumos, tarifas de energía eléctrica y gas, presión tributaria, incertidumbre en materia de importación de insumos).
2.       Alta participación de los impuestos en el costo final, fundamentalmente por el incremento de la presión tributaria tanto a nivel nacional, provincial y municipal (que se expresa en un sistema de tasas que no di­fiere a un sistema tributario autónomo).
3.       Un sistema tributario que no alienta ni promueve la inversión.
4.       Disminución de la rentabilidad operativa de la Empresa.
5.       Desplazamiento de la producción nacional por la importada.
6.       Falta de instrumentos de financiación adecuados (costos y plazos) y dificultades de acceso a los existen­tes.
7.       Dificultades y costos crecientes en materia de regulaciones laborales. Lo que incluye los nulos avan­ces en el desarrollo consensuado de un nuevo marco normativo para el infortunio laboral (ART).
8.       Dificultades para acceder a fronteras tecnológicas de última generación.
9.       Los avances en materia de control ambiental y el diseño de un marco normativo tendiente a proteger las condiciones ambientales es imprescindible. No obstante, las PYME observamos como, día tras día, el Estado Nacional y Provincial avanzan en la materia generando nuevas amenazas para las PYME sin desarrollar políticas e instrumentos que permitan a las PYME afrontar el pasivo ambiental por el que se les reclama.
10.   La inflación y su impacto tanto en las conductas sociales como en sus aspectos productivos es una preocu­pación de singular importancia sobre todo cuando observamos la falta de una clara política económica que la combata.
LAS CUESTIONES URGENTES

Cuestiones fiscales

ä   Regularizar, en forma inmediata, los pagos de los reintegros, devoluciones y compensaciones.

ä   Simplificar los procedimientos y regularizar la entrega de los bonos fiscales derivados de los Programas que así lo contemplan (Bs de Capital, Capacitación, etc)

ä   Implementar la devolución automática y/o compensación de los saldos técnicos de IVA.

ä   Implementación de un régimen unificado de retenciones y percepciones que contemple los impuestos nacionales, provinciales y los de nivel local

ä   La vigencia de obligaciones fiscales de tipo “patrimonial” tales como el Impuesto sobre los Créditos y Débitos en Cuentas Bancarias y otras Operatorias; Ganancia Mínima Presunta y Bienes Personales, Anti­cipos del Impuesto a las Ganancias, entre otros continua poniendo en evidencia la existencia de una es­tructura tributaria no compatible con la Producción y el Trabajo.

ä   Más aún,  los propios estudios de la AFIP señalan que entre aportes y contribuciones a la seguridad so­cial, Ganancias, IVA y otros gravámenes, como Ingresos Brutos o Combustibles, los trabajadores dejan la mitad de su remuneración bruta como aportes al Estado en sus diversos niveles, lo que da cuenta del carácter regresivo de la estructura impositiva.

ä   La sistemática oposición del Estado Nacional al uso del mecanismo de ajuste por inflación en el im­puesto a las Ganancias a pesar que la inflación es pública y notoria, implica recaudar más allá de la capacidad contributiva y pone de manifiesto la perversión de la política fiscal. Se celebran los incre­mentos de recau­dación y se exhiben los record originados en la inflación, pero se niega a las Empre­sas la aplicación de los mecanismos, que la Constitución Nacional prevé para casos como éstos. Aunque de modo impreciso, el fallo “CANDY” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación le ha reconocido entidad a la cuestión.

ä  El daño que se genera cuando tiene que amortizar bienes de uso o cuando obtiene resultados de capi­tal por venta de activos no corrientes (inversiones, bienes de uso e intangibles) o cuando, pretende compu­tar quebrantos impositivos de ejercicios anteriores impacta directamente en la competitividad y pone límites a los planes de inversión en tanto las amortizaciones acumuladas no guardan relación alguna con los valores de los bienes de uso a reponer.

ä   En estas circunstancias las PYMI nos preguntamos, ¿puede desarrollarse un mercado interno consistente y sustentable, renovar, ampliar y modernizar el aparato productivo con inversiones, que permita introducir nuevos productos, diseños y materiales, y simultáneamente desarrollar nuevos mercados en el exterior con ésta estructura tributaria?

ä   Es imperativo, en nuestra visión, desarrollar una reforma tributaria profunda que de lugar a una estruc­tura tributaria que responda a la necesidad de contar con un mercado interno que haga sustentable para las PYMI la ampliación de los mercados, la incorporación de tecnologías y la creación de nuevos y mejo­res empleos.

ä   La reposición del Impuesto a los Ingresos Brutos, aunque se declare que la imposición será sólo a las grandes empresas, afecta a las PYME de modo inexcusable en tanto se trata de un impuesto con efecto “cascada”.  Las empresas involucradas de modo directo son las denominadas “formadoras de precio” y nada ni nadie evitará que ese nuevo impuesto sea trasladado a sus costos de producción y transferido vía precios a las PYME, con alta probabilidad de tener que absorberlo acentuando aún más la caída de la rentabilidad.

Pero este impuesto promueve la importación, dado que los productos importados sólo pagan el Impuesto al momento de su nacionalización, mientras que la producción nacional lo ve reflejado a lo largo de toda la cadena de valor.

Simultáneamente, como la provisión de insumos de “extra jurisdicción” quedará alcanzada en su totalidad,  independientemente del volumen de facturación, y en tanto la Provincia de Buenos Aires no es la fuente de origen único de los insumos y materias primas involucradas en la producción, la PYME recibirá un nuevo impacto en la presión tributaria provincial afectando aún más su rentabilidad o en la medida que el mercado lo convalide, trasladándolo a precios y convalidando presiones inflacionarias no deseadas y que rechazamos por su impacto en la calidad de vida y en el bienestar general.

ä   Mediante las maniobras interpretativas más sagaces y el diseño más creativo de los alcances de su ac­ción, los Municipios han convertido el sistema de cobro de tasas, es decir el precio por la contraprestación de un servicio, en un nuevo sistema tributario de base municipal que parece ser indiferente a las decisio­nes judiciales sobre su inconstitucionalidad y que toman la forma de verdaderas “aduanas interio­res”. Se­ñalamos la necesidad de reponer las tasas municipales al valor del costo de la pres­tación de los servicios, siempre y cuando éstos se presten o no contradigan otros prestados y regu­lados por otras ju­risdicciones.

ä   El abandono por parte del Poder Ejecutivo Nacional del Proyecto de Ley de Capitalización del Im­puesto a las Ganancias es una señal negativa para las ex­pectativas empresarias PYMI y  pone en evidencia que las “razones de la recaudación” son más importantes que “las razones de la produc­ción”.

Cuestiones laborales

ä   La ausencia de las verdaderas representaciones PYMI en las negociaciones colectivas de los gremios industriales esta generando una estructura salarial que no se consisten con la realidad de las PYME. Alentados por el Poder Ejecutivo Nacional “cierran” acuerdos nominales cuyo único objetivo es mostrar la funcionalidad política de los dirigentes. Los resultados reales de la negociación en términos salaria­les y de condiciones resultan impracticables para una PYMI que debe enfrentar simultáneamente au­mentos de costos y la creciente presión tributaria.

ä   Los fallos judiciales conocidos en los últimos tiempos están gene­rando una suerte de “nuevo derecho laboral” que avanza conforme la libre interpre­tación de los magistrados en causas particulares pero que ponen en juego el interés general.

ä   Estas metodologías judiciales generan incertidumbre y nada aportan a la construc­ción de un derecho laboral que refleje los verdaderos intereses de la comunidad. En ningún caso el derecho laboral debe ser construido desde la magistratura y por la vía de la creación de jurisprudencia. La Justicia está para corre­gir desvíos, fallas o interpretaciones específicas. Pero deben ser los órganos específicos del Estado quienes – a través del diálogo y la participación – produzcan las correcciones, ajustes, moderniza­ciones o incorporación de situaciones nuevas que en la dinámica de las relaciones laborales sur­jan. Los jueces no pueden convertir la magistratura en sede legislativa, si así fuese, algo no funciona bien en órganos estatales: la Justicia y el Congreso.

ä   Sin embargo, lejos de buscar consensos para el desarrollo de una legislación que contemple de modo simultaneo los intereses y necesidades de cada uno de los actores, un grupo de legisladores están in­tentando reponer un conjunto de normas laborales que lejos de contribuir a resolver los problemas de empleo, producen incertidumbre y generan más dudas que certezas en relación a la generación de nue­vos empleos.

ä   Los Pequeños y Medianos Industriales no nos oponemos a la mejora continua del ambiente y de las condi­ciones laborales (Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo -CYMAT). El desarrollo de las relacio­nes laborales posee una dinámica tal que requiere un análisis complejo. Otorgar más y mejores derechos de modo unilateral y haciendo uso de mayorías legislativas que responden a intereses corporativos y no a los de la sociedad en su conjunto adquiere forma de revancha y no de aporte responsable al necesario progreso social.

ä   Una reforma de la CYMAT consistente y sustentable no puede evitar la cuestión de la competitivi­dad industrial a escala internacional. Ignorar estas cuestiones y otras que hacen a la necesidad de desarrollar instrumentos legales que permitan la inclusión en el mundo del trabajo de millones de argenti­nos excluidos desde hace muchos años de el, hará que las supuestas “mejoras” que se pretenden sólo lleguen a una minoría específica sin llegar a resolver los problemas de empleo que la sociedad tiene.

ä   Un aspecto que esta generando un alto grado de incertidumbre y que es motivo de un incremento impor­tante en el incremento de los litigios laborales se genera por la manifiesta inviabilidad de la Ley de Ries­gos del Trabajo

ä   Tanto para las Pequeñas y Medianas Industrias como para los trabajadores resulta imprescindible contar con un sistema eficiente, eficaz y sustentable que atienda las consecuencias de los infortunios, provea adecuados cuidados y, en caso de muerte, atienda de modo debido a los familiares o derecho­habientes. Para las Pequeñas y Medianas Industrias no es una mera cuestión de costos, sino de la protección ade­cuada de sus trabajadores.

En tal sentido entendemos que:

  • Debe establecerse la “universalidad” en el pago de las primas. Los costos del sistema deben ser sopor­tados por TODOS, sin exclusiones de ningún tipo.

  • El accidente denominado “in itinere” debe ser cubierto por el sistema de seguridad social y en ningún caso por el empleador toda vez que carece de responsabilidad y control sobre la causalidad

  • Debe federalizarse y hacerse más ágil y accesible el sistema de Comisiones Médicas

  • Las ART deben asumir, dentro de las alícuotas que se abonan mensualmente, el costo de los servi­cios de higiene y seguridad laboral como parte de las acciones de prevención.

  • En relación con el proyecto de establecer Comités Mixtos –que es un reclamo de la CGT – la UIO se­ñala no estar de acuerdo en tanto tal modalidad implica la elección de un Delegado avocado de modo EXCLUSIVO a la cuestión de riesgos del trabajo. La baja de siniestralidad no se verifica por una solu­ción cuyo único fin es la ampliación del poder sindical dentro de las empresas que deviene en de­mandas permanentes de flexibilidad disciplinaria por no cumplir normas de seguridad, demandas de inversiones inocuas o caprichosas en materia de seguridad y nula responsabilidad al momento del infortunio

  • La reglamentación del Seguro por parte de la Superintendencia de Riegos de Trabajo debe precisar la cuestión de la Responsabilidad Solidaria de las ART de modo tal de evitar el desarrollo de estrategias judiciales o de negociación de los infortunios cuyos mayores costos recaen sobre el PYMI. La limita­ción de la solidaridad solo debe operar cuando a la Empresa se la haya condenado por dolo. Es por ello que los costos del responsable de Higiene y Seguridad deben ser soportados por la ART a efec­tos de evitar contradicciones que finalmente implican mayores costos empresarios

·         Debe darse estricto cumplimiento al artículo 12º del Decreto 1694/2009 que indica:
·         Reducir los costos del sistema de la Ley sobre Riesgos del Trabajo Nº 24.557 y sus modificacio­nes, sin por ello afectar la calidad del servicio brindado a los trabajadores.
    • Adoptar los recaudos necesarios para que las ASEGURADORAS DE RIESGOS DEL TRABAJO (ART), en el diseño de su régimen de alícuotas, ajusten su configuración a los indicadores conte­nidos en el artículo 24 de la Ley Nº 24.557 y sus modificaciones, promoviendo:
    • condiciones favorables para su acceso por parte de las pequeñas empresas y
    • evitando cualquier tratamiento diferenciado en su perjuicio.

·         De ningún modo deben convalidarse nuevas Pólizas de Seguro que intenten completar las de Ries­gos de Trabajo. La reciente creación de una Póliza de Responsabilidad Civil por parte de la Superin­tendencia de Seguros de la Nación (Res. 35.550/2011) genera nuevos costos y habrá de profundizar la situación litigiosa en materia de accidentes de trabajo.

ä   Pero a su vez, la legislación a diseñar debe incluir a los trabajadores desocupados que no pueden acce­der a empleos decentes porque o bien poseen problemas en las condiciones psicotécnicas o padecen enfermedades que los marginan en los preocupacionales o poseen algún antecedente personal que los excluye. Debe incluir alguna solución legal que permita a las Empre­sas recontratarlos generando una política de inclusión social de singular tras­cendencia.

ä   Entendemos entiende que deben desarrollarse adecuadas estrategias que permitan incorpo­rar al trabajo a jóvenes, mujeres y desplazados del mercado laboral. Para ello es necesario des­arrollar:

  • Programas de Fomento y Mantenimiento del empleo formal que contemplen las especificidades regiona­les y pongan especial énfasis en la mejora de la empleabilidad de los jóvenes ante el primer empleo
  • Programas de Fomento e Inclusión en el empleo de Mujeres y Adultos
  • Programas de reentrenamiento de trabajadores desocupados en particular los afectados por los cam­bios tecnológicos o estructurales de la cadena de valor.
  • Programas ágiles y de sencilla implementación de protección del empleo ante situaciones de crisis.
  • Simplificación de los requisitos pre ocupacionales en materia de riesgos del trabajo para facilitar la re­contratación de trabajadores desocupados

Estos Programas deberán contemplar la acreditación como pago a cuenta de IVA los aportes y contribu­ciones patronales a la seguridad social

La financiación de las Pequeñas y Medianas Industrias

El financiamiento a las Pequeñas y Medianas Industrias es una cuestión estructural que debe ser analizada y resuelta con urgencia.

El crédito productivo, es decir el que permite renovar, ampliar o modernizar la estructura de produc­ción, destinado a las Pequeñas y Medianas Empresas (Py­mes) sigue mostrando sus limitacio­nes, tanto en calidad como en cantidad. Las declaraciones sobre incrementos de las financiaciones bancarias sólo se refieren a créditos de consumo y a descuento de documentos (descubierto). No resulta posible llevar adelante planes de renovación o ampliación de la producción financiada con descubierto bancario a tasas que bordean la usura.

Por otra parte, algunas de las soluciones diseñadas para facilitar el acceso, como el Sistema de Garantías Recíprocas (SGR), no abarata ni simplifica el crédito de un modo que marque una diferencia sustantiva entre la “situación sin” con la “situación con”.

Finalmente el denominado “mercado de capitales” puede convertirse un instrumento eficiente para financiar proyectos de las Pequeñas y Medianas Industrias que debe ser potenciado. Para ello se hace imprescindible alinear la definición de PYME generada en la SSEPYME con la definición establecida por el Ente Regulador del Mercado de Capitales (Comisión Nacional de Valores) de modo tal de ampliar la participación y facilitar el acceso de las PYME a esas oportunidades de financiación.

En materia de financiamiento proponemos:

·         Desarrollar un Programa de Redescuentos del Banco Central de la República Argentina con destino al financiamiento de PYMES, tanto para capital de trabajo como para la inversión productiva y la expansión de la oferta.

·         El PROGRAMA DE FINANCIAMIENTO PRODUCTIVO DEL BICENTENARIO debe tener carácter perma­nente y permitir que el sistema de garantías reales que se exige no opere como un limitante a su imple­mentación. El acceso a la financiación debe darse en función del Proyecto y no de las garantías.

·         Ampliar el Programa FONAPYME a la totalidad de los sectores y transformarlo en una “ventanilla conti­nua” (ahora es por llamado periódico que en el mejor de los casos es cada 5 meses). Mejorar y facilitar las condiciones de acceso y el régimen de garantías.

·         Fortalecer las Sociedades de Garantías Recíprocas y facilitar y simplificar las condiciones de accesibili­dad.

·         Implementar un Programa de capitalización del Impuesto a las Ganancias destinado a proyectos de inver­sión productiva o expansión de la oferta destinado exclusivamente a PYMES

·         Orientar, nuevamente, los fondos excedentes de la ANSES, por sus características, hacia la inversión de largo plazo y proyectos con alto contenido de innovación tecnológica, productiva o de gestión.

·         Desarrollar un Régimen de deducción de intereses sobre capital propio cuando éste se aplique a progra­mas de inversión productiva o expansión de la oferta. Implementar un régimen especial de reinversión de utilidades para PYMES

·         Creación de una banca especializada en materia de Proyectos de Inversión, reequipamiento productivo, modernización y mejora de la competitividad orientado exclusivamente a PYME.

Si el objetivo es consolidar la etapa de desarrollo que atravesamos, la financiación a las PYMI – en condiciones de requisitos, costo, tasa y plazos compatibles con sus posibili­dades - es un imperativo de extrema urgencia.

PYMI y Comercio Exterior

Un aspecto fundamental es resolver la “doble vía” que se ha instalado en materia de importaciones de insumos, partes y piezas y materias primas.
Por un lado la Declaración Jurada Anticipada de Importaciones que se muestra como una demanda empresaria para evitar mayores costos, no es tal. La presentación de la DJAI no garantiza la posibilidad de importar los insumos indispensables para la producción.

Menos aún, el modo informal implementado por el Secretario de Comercio Interior.

Ambas medidas poco hace a una seria, responsable y sustentable política industrial. Más aún, al agregar nuevas cuotas de incertidumbre conspiran contra ella y en particular contra las PYME, inhibiendo posibles inversiones o desarrollos que demanden algún insumo importado.

Nadie duda ya de del importantísimo aporte de las Pequeñas y Medianas Industrias al despegue de las ex­portaciones de MOI, sin embargo aún existen temas pendientes.

ä   La pre financiación de exportaciones, la complejidad de los trámites aduaneros para las PYMI y la falta de programas específicos de apoyo tanto a la primera exportación como a la conquista de nuevos mercados que superen el comercio regional.

ä   Debe también desarrollarse legislación específica en materia de Consorcios de Expor­tación, mediante la resolución de las limitacio­nes tributarias que poseen las Agrupaciones de Colaboración Empresaria.

ä   La devolución ágil y en los tiempos previstos de los Impuestos derivados del Comercio Exterior no sólo es imprescindible por la seguridad jurídica en sí, sino que resulta imprescindible para darle sustentabilidad a las corrientes comerciales.

ä   Se dispone ya de una organización de trayectoria y prestigio como lo es la Fundación Exportar, a ella debería fortalecérsela para que pueda desarrollar una política activa en materia de comercio exterior con muchos más recursos y herramientas. La Ley 23.101 es un antecedente de suma importancia y trascen­dencia que debe ser reconsiderado, actualizado y nuevamente desarrollado.

ä   Aplicar con mayor rigurosidad y racionalidad los instrumentos previstos en los acuerdos de la OMC contra la competencia desleal, (ya sean Licencias No Automáticas, Anti dumping, etc.) mejorando de modo es­pecífico las metodologías de investigación evitando que el paso del tiempo las conviertan en inocuas.

ä   Creación de un Fondo de Reparación orientado con exclusividad a PYME conformado por el 50% de los fondos recaudados en materia de sanciones establecidas por la aplicación de los instrumentos de la OMC. Se deben incluir las multas recaudadas por la Dirección General de Aduanas.

ä   Desarrollar ágiles Programas de Pre y Post financiación de exportaciones PYME.

ä   Creación de un Sistema de “Compre insumo local con obligación directa de exportación en un producto de mayor complejidad” con obligaciones similares al régimen de importación temporaria.

ä    Programa que posibilite la cesión de mercadería de una Empresa integrante al Consorcio de Exportación en la categoría “IVA Exento”, dado que los integrantes del consorcio lo entregan al consorcio únicamente para exportación.

Las PYMI y la inversión

Este proceso no es posible mediante la permanente auto financiación o utilizando fon­deo diseñado para emergencias de muy corto plazo (descubierto bancario). Para que sea sustentable se requiere, como ya se­ñalamos un sistema financiero especializado y que de respuesta a la estrategia de desarrollo deseada por la sociedad.

Es por ello que:

ä   El Estado Nacional no puede estar ausente o remiso frente a ésta demanda especi­fica que requiere instru­mentos de orden público que promuevan, apoyen, acompa­ñen y den sustento a la inversión produc­tiva.

ä  El Estado Nacional debería re potenciar su propio proyecto de Ley de Promoción de Inversiones que per­mite la exención del impuesto a las ganancias de las utilidades impositivas que se reinviertan en la com­pra, construcción, fabricación, elaboración o importación definitiva de bienes de capital, durante los dos períodos fiscales que cierren con posterioridad a la publicación de la ley.

ä   Debería darse “status” permanente a la Ley de Promoción de Inversiones (Ley 25.924) que permite la devolución del Impuesto al Valor Agregado o la amortización acelerada de los bienes de capital incluidos en un proyecto de inversión, incluyendo el Fondo de asignación específica para PYME.

ä   Debería recrearse una Banca Estatal de Inversión, superando los traumas del pasado, orientada con especi­ficidad a las PYMI, que permita no sólo un adecuado financiamiento, sino que permita orientar la inversión hacia los objetivos de política económica que la sociedad desee.

Un nuevo tema en la agenda industrial: el seguro de riesgo ambiental y la política de cuencas

Debemos destacar que el tema Seguro Ambiental y sus temas conexos (que forman parte central de la agenda de la reunión) tales como la inexistencia de Compañías de Seguros que tomen el riesgo (existe sólo un Seguro de Caución –que obviamente no es lo mismo) y especialmente la cuestión de la relación e impacto que en las PYME tiene éste tema.


Para las PYMI la cuestión puede resultar una dura limitación a su desarrollo y la aparición de cuestiones de competitividad de mucha trascendencia que pueden empujarla a mercados marginales, muy lejos de sus aspi­raciones o finalmente dejarla afuera.

Más allá de las dudas del sector asegurador, el riesgo para las PYMI es que éste nuevo seguro se transforme en una nueva versión de lo que es el de Riesgos del Trabajo: se paga caro, no se evitan los litigios y final­mente hay que pagar como si no se tuviera el riesgo cubierto.

A modo de ejemplo, la demanda de “topes” puede concluir del mismo modo que el artículo 39 de la ley de Riesgos del Trabajo: ser inconstitucional. Debe destacarse que la mayoría de los fallos judiciales en materia ambiental se refieren a interpretaciones del artículo 1113 del Código Civil, que es el citado en todas las de­mandas por accidentes o infortunios laborales o que No sería extraño suponer que dada la importancia del tema, y al igual que sucede con las ART, las grandes empresas se auto aseguren y que el sistema sea so­portado sólo por las PYMI.

La cuestión adquiere importancia porque las PYMI serán obligadas por las grandes empresas, amparadas en fortalecimiento de las exigencias de la Autoridad de Aplicación) a mostrar la cobertura del riesgo ambiental, sobre todo para las tercerizaciones o cuando se es PYMI proveedora, y la ausencia de cobertura puede dar a una discriminación negativa.

Paralelamente no queda muy claro, para el caso de la PYMI bonaerense –por ejemplo, como se compatibiliza o se incluye  en dicho polinomio las inversiones que, en materia de cumplimiento de las disposiciones legales provinciales cumple la Empresa (impacto ambiental, etc).

Cabe destacar que falta de coordinación con las provincias toda vez que las mismas no participan (no han adherido a la Ley Marco) y disponen de regulaciones (leyes, decretos, etc) y servicios de control propios con participación de los Municipios en algunos casos específicos. Debe tenerse en cuenta que la cuestión medio ambiental genera un costo muy importante para la habilitación industrial y posteriormente en su gestión siendo una de las debilidades de la PYMI que resulta difícil tanto de resolver como de prevenir.

Para decirlo de modo sencillo: la PYMI debe demandar una activa participación en la definición del sistema para no quedar atrapada, posteriormente, en una maraña de regulaciones que finalmente será cara y mala.

En particular, la provincia de Buenos Aires debe adoptar y dar a conocer como deberán trabajar las Empresas en materia medio ambiental a efectos de evitar contradicciones y/o superposiciones con la ley General del Ambiente y los requisitos que ésta impone.

En tal sentido, y hasta tanto se resuelvan los temas de fondo solicitamos:

·         se autoricen otras soluciones e instrumentos (Pólizas de Seguro de Responsabilidad por Daños al Patrimo­nio Ambiental) que significan una autentica y verdadera transferencia de riesgo y que, aunque también de modo imperfecto, contribuyen a dar respuesta a lo establecido en dicha norma legal

·         la reglamentación del último párrafo del Artículo 22º  de la LGA en particular en lo que respecta al Fondo de Restauración que permita a las PYME disponer del instrumento del autoseguros.