lunes, 16 de julio de 2012


CANGREJOS

Una transformación dramática en la productividad de la economía es hoy imperativa para sostener niveles de tasa de ganancia que hagan sustentable la actividad económica. 

En ausencia de claros marcos institucionales básicos para el desarrollo de inversiones, los empresarios deben "intensificar" -fundamentalmente en la industria - el uso del trabajo humano.

Esa intensificación que tiene como expresión tanto la extensión misma de la jornada de trabajo como -trabajo informal- mediante- la reducción de la participación de ése costo en el costo final del producto, repone un concepto típico de los '90: la empleabilidad.

Eso conduce irremediablemente a una metodología de selección de trabajadores basada en el "darwinismo social" que implica la condena, sin más, de aquellos que cotidianamente son excluidos, marginados y sometidos a una suerte de "genocidio" cotidiano.

Por otro lado, ajuste en los planteles, mediante refinadas técnicas de manipulación que fetichizan la intensificación mediante metodologías que promueven flexibilidad y confort promoviendo el individualismo acérrimo y la quiebra de la solidaridad.

Productividad y empleabilidad son argumentos de una matriz productiva -que aunque no explicitada y en general camuflada bajo rimbombantes títulos - que promueve la informalidad, la marginalidad y la exclusión.

La intensificación del uso de mano obra requiere de una capacidad estatal y sindical de control y regulación muy lejos hoy de la demanda social del “Trabajo Decente”: 5 millones de trabajadores con diversos niveles de informalidad, pero informalidad al fin,  son una clara prueba de nuestras afirmaciones sobre todo porque es el propio Estado (en cualquiera de sus niveles) quien induce ésta informalidad adoptándola como sistema de contratación de trabajadores que implica que miles de trabajadores estén sometidos a regímenes de contratación que los excluyen del derecho laboral con la complicidad de los sindicatos que, más allá, de algunas rispideces políticas, consienten esa mayor intensificación a cambio de mayores prebendas.

¿Por qué el empleo adquiere una relevancia estratégica y se transforma en una restricción estructural? Porque en ausencia de definiciones estratégicas, la ausencia de inversiones es un dato fundamental y hace que el incremento de productividad dependa de la “capacidad de gestión empresaria de la fuerza de trabajo”.

No queremos extendernos sobre la capacidad empresaria para gestionar la fuerza de trabajo y las metodologías adoptadas para su intensificación.

Incrementar la productividad de una economía como la Argentina (aunque la cuestión tenga hoy relevancia a escala mundial) resulta una cuestión que, aunque aparece como polifacética (en tanto requiere decisiones múltiples en campos diversos (definición del perfil productivo, grado de participación de la industria en él, tipo y grado de innovación, tipo y origen de las inversiones, entre muchas otras) se refiere finalmente – en la Argentina – a la cuestión del empleo y que caminos adoptar para, pese al cambio cualitativo, poder sostener no sólo el empleo existente sino que debe desarrollar una dinámica tal que permita que los nuevos trabajadores se incorporen sin mayores dificultades mientras que los que se retiran lo hagan en condiciones dignas.

Mientras se sostengan y reproduzcan estructuras políticas que promueven la debilidad institucional, la fragmentación y la tensión social cotidiana, la transformación de la productividad quedará pendiente generando atraso y exclusión social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario